29/1/17

[España 2] Desde Barcelona a Valencia por la costa



Pasando por la costa del mediterráneo fui premiado con dos bellos espectáculos, la salida y la puesta de sol por el mar. Ambos perfectamente visibles desde mi tienda de campaña  

Un amanecer desde mi tienda en mi campamento, a orillas del mediterráneo

Abandoné Barcelona el último día del año. Sus calles estaban repletas y los sitios más emblemáticos se preparaban para recibir el nuevo año, pero todo siempre con mucha gente. Decidí alejarme de Barcelona y buscar un lugar tranquilo para pasar la noche y comenzar temprano el viaje al día siguiente.

Buscando donde dormir llegué a las playas del Prat de Lobregat, pasando entre barrios industriales totalmente vacíos, todas las calles solo para nuestro viaje, armé mi campamento frente a una hermosa playa y todo estuvo tranquilo hasta que un par de horas más tarde veo una luz que se acerca desde el mar y cada vez se vuelve más intensa, hasta que, para sorpresa mía, aparece un gran avión de pasajeros que pasa pocos metros sobre mi cabeza. Claro, estaba acampando al lado de un aeropuerto. Lindo espectáculo, pero no muy grato para dormir.

Al día siguiente comencé temprano con la bicicleta y hasta el medio día las calles de cada ciudad que crucé estaban vacías. Fui pasando por varias localidades costeras totalmente turísticas que por invierno se vuelve ciudades fantasmas. Encontré un sendero que va junto a la línea del tren y dos
solitarias playas aparecieron y una coincidió con una enorme puesta de sol que me invitó a armar campamento y descansar. Linda playa, lindo atardecer, un poco de ukelele y el primer día del año partía muy bien.

Sigo por la costa y más edificios aparecen, otras casas enormes y todo por lo general vacío, voy también tomando caminos alternativos y aparecen campos de olivas y alguno que otro naranjo. La ruta mejora cuando me alejo un poco de la costa, pero el día pasa rápido y tengo intenciones de llegar a una playa (cala) que me habían recomendado, vuelvo a tomar la costa y llego hasta el lugar y de pronto una hermosa playa aparece invitándome a pasar la noche entre sus blancas arenas y un atardecer de todos los colores. Ganas tenía de darme un baño pero el hambre era mayor, así es que la cena se impuso.

Una vuelta por Tarragona y su historia, abastecerme un poco y continuar. Me alejo un poco de la costa y nuevamente tomo caminos rurales que van entre campos de olivos, ya no estoy por entre grandes edificios deshabitados, voy por entre pequeñas casas llenas de vida, entre verdes campos de olivas, donde aparecen también y cada vez más naranjos, el paisaje se va llenando de colores y pequeñas cuestas que entretienen el pedaleo, voy feliz. El día pasa rápido y no logro avanzar lo planeado, por si fuera poco entro en un sendero que se vuelve difuso, de pronto se corta, no se como cruzar una línea del tren, finalmente se que estoy cerca del mar por que lo oigo, decido continuar y otra hermosa y solitaria playa aparece. Tenía un poco más de luz natural para seguir pero no podía irme sin pasar una noche tranquila en esta otra hermosa playa. Ahora si, mi primer baño en el mediterráneo.

Día siguiente, gran misión. Llegar a Castellón de la plana, donde me estarían esperando. Por delante, 142 kilómetros, solo un par de grados sobre cero y una espesa niebla que no me ayudaba en nada. Por la mañana avanzo menos de lo planeado, cálculo que no llego y me voy resignando, de pronto se va la niebla y un leve viento a favor aparece, decidí continuar con más fuerza. Llegamos más tarde de lo planeado pero ya está, es mi máximo registro y merecía celebrarlo.

Castellón de la Plana me sorprendió de forma positiva, primero por que me recibieron super bien y luego por que al día siguiente recorriendo la ciudad noté que está muy bien integrada con la bicicleta y el transporte público. Me sorprendió por que no es una gran ciudad, pero si me sentí como en una ciudad "bike-friendly", luego me enteré que su cambio fue una política reciente y no hace más de diez años. Gran ejemplo a seguir.

Desde Castellón quedaba una última etapa para llegar a Valencia, ciudad también anhelada por visitar. Tenía muchas alternativas, pero decidí los caminos rurales que luego conectan a una vía verde que en 15 km llega directo a Valencia. Pasé por varios pueblos pequeños, caminos repletos de naranjos entre amarillos cerros, de pronto en el mapa veo que estoy cerca de una gran área de reserva. Me decidí y fui, sin saber nada sobre el lugar. Ingresé por una obra de construcción y me hicieron abandonar por otro camino, luego intenté llegar por unas industrias abandonadas y a través de estas acorté el camino. De pronto, un pequeño pueblo aparece, pero muy pequeño, con casas pequeñas, casi todas pintadas de blanco y una pequeña iglesia. Se llama El Grau viejo, un pequeño restaurant incluso entre el pequeño camino y el mar, poco más adelante un letrero indica el área de reserva.

Un gran pantano lleno de aves de todos tamaños, formas y colores, una tranquilidad que me invadió por completo, me quedé contemplando en silencio al menos una hora, quizás más, el lugar me atrapó, luego el atardecer tiño de romanticismo el ambiente. Fue un momento de nuevos aires, de necesaria paz.

Finalmente, busqué una gran ciclovía "la vía xurra", que en 15 km llega a Valencia por un perfecto asfalto pintado de rojo e ininterrumpida, que pasa entre casas rurales, campos de naranjos y pequeños pueblos. Se me vino la noche, no la pude disfrutar por completo y al llegar a Valencia los niños celebraban los reyes magos, algo como una navidad atrasada. Carros alegóricos invadían la ciudad, niños por toda la avenida principal gritando, lo bueno ... la otra parte de la ciudad vacía me mostraba su cara amable. Dí un paseo nocturno por Valencia, que hermosa ciudad, cuanta historia y cuanta arquitectura. Al día siguiente a contemplar la obra maestra de Calatrava en la ciudad de las ciencias.

Tres días en Valencia se me hicieron poco para disfrutar la ciudad, explorar rincones que solo me tuve que conformar con verlos desde lejos. Otro motivo tengo para volver.


un avión como despertador, en las playas del Prat de Lobregat


En cataluña, donde no hay lugares demarcados para la bicicleta, las carreteras tienen por lo general este letrero, recordando que la bicicleta también es un medio de transporte

Buscando las playas (calas) escondidas, mientras y para descansar, un poco de Ukelele

Un puesta de Sol. Que maravilloso


Los restos de un antiguo arco estilo romano, aunque es mucho más moderno conserva la técnica constructiva

Esto es cerca de Tarragona, pero en mi ciudad en Chile, también hay árboles con estos adornos.

"Abonad con nitrato de Chile"

Esta hermosa playa para mi campamento. Que premio

Tarragona
Las bicicletas públicas de Castellón de la plana. Desde hace 10 años castellón se propuso un cambio en su movilidad urbana y hoy lo vive.



Comienzan a aparecer los azulejos y azulejeros, en fachadas, adornos y acá, en las bancas de la plaza principal de Castellón. 

Muchas aves en la plaza de castellón


Una escultura en un pequeño parque camino a Valencia. A la izquierda, fiesta Pagana, y a la derecha, fiesta religiosa. Así eran ambos títulos de estas esculturas

Entre campos eternos de naranjas, pero de intenso verde en sus hojas, se levantan antiguas ciudades plegadas generalmente a un cerro. Este paisaje es muy característico en la comunidad valeciana
Un momento de paz en el viaje, antes de llegar a Valencia. Pasando por 











La periferia de Valencia. Edificios de todos colores

La ciudad de las ciencias en Valencia

La ciudad de las ciencias en Valencia, desde lejos. Con el puente de solo 1 arco
Participamos de esta parte de la aventura:
- Nadapablo, su compañera bicicleta y su amigo inseparable el ukelele de viaje, Rafa, Mari Angeles y Noa de Castellón, Javier de Valencia y Rosita de Lithuania, y tambien las miles de aves del parque el Grau.

19/1/17

[España 1] Bajando los Pirineos hasta Barcelona, por la vía Verde y la vía Augusta



La vía verde del Carrilet

Y ahí estaba yo, acampando justo sobre los pirineos esperando a Noel, no llegó pero a cambio tuve un bello amanecer. Primera misión en España, encontrar un camino para bajar de los pirineos. Se ve un camino a lo lejos, calculo unos 8 kilómetros y necesitaba llegar ahí. Me tomó gran parte de la mañana pero lo conseguí, luego un buen asfalto para llegar a Rocabruna, mi primer pueblo español pero sorpresa, era muy parecido a los últimos pueblos franceses que ví al otro lado de los pirineos. Estoy en la región de Catalunya (Cataluña), acá la gente habla el Catalá (Catalán), que es una mezcla de varios idiomas latinos pero que es un poco difícil entender.

De Rocabruna ya tomé el camino que baja desde el Col de Ares, y desde aquí una gran bajada entre los bosques. Fue un par de horas casi sin pedalear. Pasé por Campodrón (lindo pueblo en las alturas) y luego continué bajando hasta llegar a Olot, donde descansé dos noches y además conocí esa linda ciudad.

Los pirineos ya estaban superados, estaba en España con energías renovadas para continuar. Aquí desde Olot nace una ruta bella ruta verde llamada "La ruta del Carrilet", que va por sobre unas viejas líneas de tren pero está muy bien señalizada y fácil de hacer, más hasta Girona me toca de bajada.

Voy pasando entre frondosos bosques y siguiendo el río, viendo pequeños pueblitos a la distancia, subiendo y bajando, encontrándome con el sol, veo verde y luego más verde, de pronto un poco de blanco en la nieve que visten los pirineos. Sigo mi descenso, ciclistas aparecen en el camino por montón, intento unirme a ellos y así hasta llegar a Girona, otra bella ciudad. Fue otro premio llegar de noche y pasear por las calles del viejo Girona, las catedrales y los barrios judíos, conocer también curiosas y entretenidas historias. Girona invita a quedarse más tiempo pero el viaje debe seguir.

Desde Girona continúa la vía verde del Carrilet hasta el mar, mi reencuentro con el mediterráneo. Se mantiene al costado del río, pasando por pueblitos catalanes que tienen cada vez más balcones y muchas banderas pro independencia cataluña. La gente descansa, han comenzado las vacaciones de invierno.

Me reencontré con el mar en San Feliu y luego por la costa a Tosa del Mar, entre bellas curvas al costado de la costa, muchos sube y baja, un poco de viento pero todo se compensaba con el paisaje. Acampé escondido en la costa ya que en España no está permitido y te multan.

Pensando ya en llegar a Barcelona, decido salir de la costa por que el tráfico de autos aumenta. Tomo un camino interior llamado "la vía augusta", un antiguo camino de peregrinación que tiene tramos imprecisos, desordenados, poco señalizados pero otros también muy lindos. Los caminos van anunciando que se acerca una gran ciudad, con las grandes industrias y el aumento de vehículos. Así hasta llegara Barcelona, un día jueves por la noche.

Barcelona ha sido una de las ciudades más lindas que he visitado. Mi arribo nocturno a la ciudad, la múltiple y encendida arquitectura de sus edificios, la gran inclusión de las bicicletas, la mezcla de idiomas y colores por las calles además de la historia de la ciudad me han encantado. Barcelona se mecería una entrada del blog exclusiva, pero mi poco tiempo no lo permite. Es de todas formas una ciudad bella por descubrir, llena de colores y música.

Cataluña por ahora me ha recibido con los brazos abiertos. 

Hemos participado en este viaje mi bicicleta, quien escribe y se ha sumado un ukelele. Joan y Mireia de Olot, Miriam, Paula y Mariano de Girona, Miriam, Mel y Juan (de Gracia Bike) de Barcelona.


Rocabruna, el primer pueblo español que me encontré de camino, bajando los pirineos

Así amanecían los pirineos

Camprodón, bajo los pirineos 
Aparecen cuestas congeladas que no hay como subirlas. Ni caminando, plan B, subir por entre el bosque.



Sant Salvador de Bianya

Castelfullit de la Roca, Olot, Región de Cataluña

Una bella casa con un naranjo

Una pizzeria recomendada en Olot. Si va a Olot, debe pasar por aquí.

Un atardecer en Olot

Plaza Manuel Malagrida, en Olot

La vía del Carrilet

El Carrilet pasando entre túneles de tren

En Amer, a unos 30 km de Olot. Las banderas de la independencia Cataluña están por toda su plaza principal
Así continúa la vía verde, solo me detengo por una foto.



Ya en Girona. Estas son las bicicletas públicas de la ciudad. Un tablero electrónico muestra la disponibilidad en cada estación de bicicletas

La catedral de Girona, linda construcción, pero ¡Sorpresa! primer templo católico que me cobran para entrar, y 7 Euros o algo así (Por supuesto no pagué)

Las callejuelas del barrio Judio 

Algo así como una escultura de leona. La gente hace colas para besarle el culo, todo para volver a la ciudad. Un año atrás, un francés murió al intentar besarle el culo.

El berrio judio de Girona. Multiples colores, ventanas, formas, adornos y un puente de peatones

Un grafiti pro independencia. Unas bombas de pintura que no están de acuerdo

Abran paso, viene una bicicleta

Santa Cristina d'Aro, visto desde la vía verde

Fin de la vía verde "Carrilet II", y como antigua linea del tren, conserva su barrera de trenes

San Feliu, un antiguo casino muy bien conservado.

Lloret de Mar
Una ciudad amurallada. Hostalrich



Parte de la vía Augusta, una antigua ruta de peregrinación que  también es posible hacerla en bicicleta. Lo malo, es que llegando a Barcelona va pasando por zonas industriales

Hospital de la Santa Cruz en Barcelona

La imponente basílica de la Sagrada Familia

La casa Batló de gaudi. Su fachada fue construida con piedras areniscas talladas con todaslas formas que Gaudi imagino

En Barcelona aparecen bellos edificios por cada rincón de su centro histórico. Me impresionan los balcones tallados, las formas no convencionales, los detalles