31/5/17

[Túnez 4] Mi despedida de Túnez. La costa norte hasta la capital



Y de pronto no se si el mar se refleja en el cielo o el cielo en el mar

El barco que decide no esperarme

Mi último tramo de Túnez, regresar a la capital para desde ahí tomar un barco a Italia. Me apuran los días, tanto así que decido tomar un tren, luego pedalear, luego otro tren, luego pedalear, luego un taxi, todo para llegar al puerto y la policía me diga, ¡Tu barco partió tres horas antes de lo anunciado!.

Respira profundo, somos humanos, descansemos, recapitulemos y vamos de nuevo. mi amigo Rayan me recibió nuevamente sin problemas en su casa (a las 4 am) y bueno, vamos a disfrutar un tiempo más Túnez.

Mi último tour por Túnez

Decidimos con la bicicleta que, mientras esperábamos la  respuesta y el reembolso de la compañía, nos iríamos al sur. Guiados por un antiguo acueducto romano llegamos prontamente a Keirouan haciendo nuestra nueva marca, 164 km en una sola jornada. Estábamos felices con la compañera. Tomamos la costa y fuimos cruzando lindas ciudades pero muy turísticas, ese turismo que invade todos los rincones con sus restaurantes ostentosos, hoteles con más guardias que luces, escondiendo todo lo que me gusta de Túnez.

la ruta se complica para la bicicleta, desaparece la berma y aparecen los grandes camiones. Intento tomar caminos pequeños pero al no tener GPS me pierdo con facilidad. Pese a todo continuo hasta llegar a El Hauariya, pequeño pueblo costero donde descanso varios días antes de mi último tramo. Días después comienzo temprano mi última etapa, un buen desayuno y vamos. por delante, 135 km pero más que la distancia es el sol que me asusta. 

A quienes me van preguntando sobre el viaje (en el camino) les cuento que me apronto a concluir el tour de Túnez, luego de 45 días y más de 2500 km, ciclistas me acompañan algunos kilómetros, me invade una emoción compartir el último día, tanto que me olvido del sol.

Y llego finalmente a Túnez capital, luego a la Marsa donde descansaré unos días y esperaré el bote para ir a Italia, con mi familia adoptiva.

Las bicicletas todas juntas en la capital

Un día antes del barco se gesta una actividad de ciclistas en la capital, decido ir. Al llegar a la cita unos ciclistas me reconocen, pero yo no los conozco, se han enterado de mi viaje y me dan una calurosa bienvenida. Pasa un rato y me reencuentro con unos amigos con quienes viajé mi primera semana en Túnez, al rato otro amigo que conocí en El Kef (Sur de Túnez), luego un ciclista con el que pedalie en El Hauariya, que emoción, tengo más de 20 amigos en el evento, es el mejor final que puede tener mi viaje por Túnez, reencuentro con amigos en una vuelta nocturna por la ciudad y en ese preciso momento se me viene a la cabeza la frase que me dijo Wencenlao (un amigo) en Portugal, antes de venir a Túnez y luego de tener varios problemas para tomar el vuelo .. "más vale que valga la pena Túnez" ... no solo valió la pena, valió todas las emociones juntas.


Chenini. cerca de Gabes, un hermoso oasis 
El oasis de Chenini, cuyos arcos han sido dibujados por el agua



En el gran coliseo de "El Jam", al norte de Sfax. Muy bien conservado, pero lastimosamente no pude entrar (muy caro para mi)

Camino a Keirouan, a la izquierda, los restos de un extenso acueducto romano que se encargaba de traer agua hasta Cartague

Por suerte tengo un espejo retrovisor y puedo disfrutar también del camino que dejo a mis espaldas, como esta hermosa postal

El centro y la medina de Keirouan

Un árbol, el gran amigo cuando el sol se vuelve duro

En Susa

Hermosas y tranquilas playas al norte de Susa, aunque muy invadidas de turismo. 

Playa al norte de Susa

Cerca de Hammamet


Flamencos camino a El Hauariya

temporada de moras en Túnez

Antes de llegar a la capital y concluir mi tour por Túnez

Con mis amigos de La marsa

Sidi BouSaid, la ciudad que por una anciana ley debió ser teñida de blanco y azul



Con los ciclistas en el "Tunes by bike"

Hasta bien tarde pedaliando con los amigos por las calles de la capital. Una gran despedida

19/5/17

[Túnez 3] De Touzar a Djerba. La incursión al desierto del Sahara en bicicleta



Cruzando desde Touzar a Douz, un gran salar que se extiende por varios kilómetros. Con la compañera no quisimos ser solo observadores y decidimos democráticamente meternos a jugar entre la sal.

Abandono Touzar y el paisaje se vuelve blanquecino, el cielo se confunde con el gran lago de sal. ¿Vamos por la sal?, le pregunto a la bicicleta, pero esta no se anima. Le demuestro que si se puede y nos vamos paralelos a la ruta, pero vemos algo en el horizonte. ¿Que es eso?, me pregunta la bicicleta. No lo se, pero parece un autobús. Bien, pues vamos a ver que tal.

El el autobús decidimos democráticamente (con la bicicleta y el ukelele) adentrarnos al salar, cambiar la ruta, perdernos en medio del paisaje blanco, no nos importaba el calor ni la hora, solo queríamos jugar como niños. La compañera sofocada por la sal, yo cerca del desmayo por el calor y el agua que apareció en nuestro camino nos hicieron volver al asfalto, aunque luego de internarnos varios kilómetros. Lo intentamos pero más que eso disfrutamos.

Al llegar a la ciudad de Douz cuatro ciclistas de la ciudad nos esperaban para escoltarnos. La emoción que me invadió no tiene palabras, luego se fueron sumando otros, también un par de motos, nos sentíamos como retornando a casa. Conocí también 3 ciclistas franceses y todos en conjunto nos fuimos a pedalear a las dunas del desierto. ¿Que?¿Como es eso?. Si, nos fuimos en bicicleta contra el viento, la arena y el calor. Parecíamos locos, no perdón, ¡Estábamos locos!. Cantamos en todos los idiomas, bailamos en todos los ritmos y nos abrazamos en todos los colores. Nos hicimos parte del Sahara y este nos aceptó como hijos.

Siguiente destino; Ksar Guillan, aunque ahora peleaba con los franceses. El viento no nos dio tregüa y la arena intentaba desanimarnos. no había espacio de tiempo sin arena ni viento, si quiera para conversar, preferíamos no abrir la boca. Aún así, queríamos más aventura y nos fuimos por una ruta todavía más al interior del desierto. Estábamos felices por el desolado paisaje, si antes parecíamos locos ahora lo confirmábamos.

Siguiente día retomamos el asfalto y el viento pasó a nuestro favor, avanzamos rápido y nuestro horizonte amarillo de sequedad se interrumpió con un verde que cada vez crecía más. Era un gran oasis de palmeras en medio de las dunas, ¡Que premio!. No terminábamos de asombrarnos cuando al llegar al centro del pequeño pueblo apareció una gran piscina de agua termal que nos esperaba. Nadando de espalda en las aguas termales, en medio del desierto y con un cielo profundamente estrellado comencé a reír de felicidad, una risa espontánea e incontrolable.

"Adiós amigos franceses, con la compañera debemos apurarnos. Buen viaje". Así fue mi despedida para continuar, volver a la sequedad, al viento y la arena. Avanzo rápido, tanto así que prontamente vuelven a aparecer las palmeras y algunas hierbas a orilla del camino, me estaba despidiendo del desierto, aunque el sol me seguía asando.

Llego a la isla de Djerba y otro amigo ciclista me espera, necesitaba un descanso y necesitaba un lugar como Djerba, de hermosas y tranquilas calles, de frescas brisas por la tarde, de hermosas playas para nadar y contemplar.

Fueron varios días comiendo arena, sofocándome de calor, implorando por agua fresca, añorando una sombra, una brisa fresca y que un oasis se me cruzara. Pero sin dudas lo haría de nuevo, todas las veces que me ofreciera y me lo permitiera el desierto.


Un autobús abandonado en el gran salar
La ruta desaparecía en el espejismo venidero. El horizonte se tenía de blanco



En el autobús del salar. Que gran refugio contra el sol

En Douz, incursionando con las bicicletas a las dunas del desierto

La gente de Douz enseñándonos sus traiciones. En la foto, preparando el "pan de arenas". Algo similar a lo que en Chile llamamos "tortilla al rescoldo"

Caminos interiores en el Sahara, de pronto un tramo nos permite pedalear, otras veces nos lo impide el viento, la arena o el pedregal, pero vamos contra todo

Pausa en el camino y a montar campamento, frente a esta hermosa duna

Encontramos este café antes de llegar a Ksar guillan

El pobre asfalto que lucha para mantenerse con vida frente a las inquietas dunas

Dunas, Sol, camellos, viento y arena.

Último tramo para llegar a Ksar Guillan. Un camino recto que se pierde en el horizonte

El hermoso amanecer en Ksar Guillan. Un poco de frío y mucho sueño, pero valió la pena

El centro de Ksar Guillan no tiene pasto ni plaza ni monumentos, solo una piscina de agua termal. Que paraíso y premio 

En Matmata las antiguas vecindades eran construidas bajo los cerros, así conservaban un ambiente fresco incluso con las altas temperaturas del verano. La foto, parte de la escenografía de Star Wars (ni idea cual)
Toujane, una villa construida sobre el cerro. Hermosa y misteriosa forma e construir.


Parte de Toujane, algunas casas abandonadas que por falta de mantención, han sucumbido

En Tounini fui invitado a la cena. Una contundente cena de legumbres (picantes), otro plato de fondo y ensaladas. 

Tounine por la mañana, rumbo a la isla de Djerba

Cruzando a la isla de Djerba, a través del ferry que, para peatones y bicicletas, es gratuito.

Por fin en Djerba, en una gran castillo que actualmente funciona como museo.El Castillo se llama Borj el Kbir y está ubicado en houmt Souk, la ciudad "capital" de la isla

Este paradero fue construido por iniciativas particulares, cada uno de los cuales exíbe a través de sus pinturas, parte del paisaje tradicional de la isla.

La marea está baja y mujeres recolectan un alga en el mar

En el castillo de Borj el Kbir. Arquitectura otomana, portuguesa, francesa, árabe y tunisiana. Todo junto en este espacio de historia

Balas de catapultas



En la sinagoga el gribah, Djerba. Una sinagoga judía de unos 2500 años

El hotel de la sinagoga Judia. La sinagoga, es un espacio de peregrinación mundial. En tiempos antiguos, peregrinos llegaban en caballos, camellos o burros, por tanto la primera planta era la habitación del "animal" y la segunda del peregrino. Quizás era al revés y entendí mal.
A alguien le gustan los gatos pero "no" se lo permiten en casa



Una pintura de la isla de Djerba que puede resumirla mejor que mis palabras

Mi primer trabajo en cerámica, luego de un curso intensivo

Muy famosas son las "poterias" en la isla. Tuve la suerte de estar con un reconocido artesano y conocer además las fuentes de extracción de la arcilla.

Bueno, llegamos a acuerdo. Dentro de dos años tu estarás más grande y podremos ir juntos al desierto. Mi compromiso será volver

Con el gran guía y anfitrion en la isla de Djerba