27/1/19

[IRAN 1/3] He llegado a Persia. Cruzando Irán con bicicleta


Conjunto del Khānegāh y del santuario del Jeque Safi Al Din en Ardabil



La ruta en Irán, desde Armenia en el norte, pasando por Tabriz y luego siguiendo la ruta del mar Caspio.


Voy llegando a Persia, a la tierra de Ciro, de Xerxes, de cuantas historias, voy llegando a la república islámica de Irán, la vilipendiada por los grandes medios de comunicación, de la que gran parte del mundo habla pero al mismo tiempo no conoce. Tengo muchas ganas de adentrar en el país, de encontrar sorpresas, por que además será la primera república islámica que visito y se celebra además el Ramadán, ceremonia religiosa más importante del islam y que dura un mes. También celebraré mi cumpleaños, ¿Que me deparará el destino?, ¿Como será el país de Irán?

En cuanto cruzo la frontera la policía me recibe de muy buena manera, ya me estaba preparando para un control exhaustivo, preguntas, papeleo pero nada. luego de algunos minutos sin siquiera revisar la bicicleta me dicen: "Bienvenido a Irán, que tengas un buen viaje". ¡Que alegría!, finalmente estaba pedaleando en el país. La primera misión es cambiar dinero, he averiguado previamente en Armenia y me han dicho que el cambio es bastante irregular, lo que no me dijeron es que en Irán existen dos tipos de cambio con distinto nombre pero que utilizan la misma moneda, ¿Se entiende esto?, es decir 1 toman equivale a 10 riales, pero ambos utilizan el mismo billete que es un rial. Por ejemplo, un billete de 100.000 riales vale además 10.000 toman (seque cuesta entender, me tomó al menos un mes así es que no es necesario que se esfuercen en comprender). No sabía nada sobre esto, entonces cuando cambié algunos dolares recibí millones a cambio, ¡Soy millonario!, sentí que la suerte me sonreía hasta que paré a comprar una gaseosa y me costó 40.000 riales o 4.000 toman.

Los primeros días seguí el río Aras que es además la frontera con Armenia. Me sorprende la alegría que despierto en la gente cuando me ven cruzar por aquellos pequeños pueblos, me invitan al té, a comer. La primera noche la paso en un restauran donde pude preguntar bastante sobre el país, el dueño y su hermano hablaban algo de inglés y con el tiempo fue llegando más gente intentando conversar conmigo, querían preguntarme sobre mi país y yo quería saber también lo que vendría por delante.

En aquel restauran me sorprendieron dos cosas: el pan que se comía por que parecía al plástico de burbujas utilizado para proteger paquetes, y también me sorprendió la mirada que se tenía sobre la mujer y sobre las demás religiones en el mundo. ¡No me podían creer que no estuviera casado!, que además con más de 30 años no tuviera hijos y que por sobretodo, halla tenido un par de novias antes y ahora esté soltero, me preguntaban con curiosidad, ¿Que sucedía con aquellas mujeres?, ¿Quien las querría ahora que no son vírgenes?, yo por supuesto estaba en Shock e intentaba explicarles con la menor cantidad posible de detalles que era nuestra forma de vivir. Sin embargo era una conversación sana, de exploración, de asombros y risas. Me fui a dormir aquella noche invitado por los dueños del restauran, luego por supuesto de una linda cena, pensando en cuan interesante será este país, cuando más tendré por delante.

Continué siguiendo el río y en frente ya no veo Armenia, ahora veo Nagorno Karabaj, las tierra de hostilidad entre Armenios y Azerbaiyán, veo pueblos completamente abandonados y destruidos, pero también veo pequeños villorrios con granjeros que me dan alguna esperanza. Llegué al punto donde tomaré hacia el interior de Irán, separándome del río Aras y al encuentro de unas grandes cuestas. Mi primer objetivo será llegar a Tábriz, una de las ciudades más grandes de Irán, pero ello me tomará varios días.

Los campos entre los cerros son hermosos, vuelvo a ver el verde que había dejado de ver desde hace algunos días. Las cuestas son empinadas pero hermosas, todo el muy tranquilo, la gente del camino muy amable, cada vez que me ven me saludan y más de alguno me invita a tomar un té, el problema es que casi no avanzo así es que he decidido no hacer mucho contacto visual, pero me es muy difícil y termino por lo general aceptando. Poco antes de llegar a Kalybar, que será la primera ciudad Iraní que visito, gente local me advierte que debo visitar un castillo cercano, se llama Babak, está en mi camino y su ingreso es gratis así es que decido darle una visita. En el castillo conozco a Julia y Gonzalo que viajan con su motocicleta desde España, con ellos comentamos nuestras primeras impresiones del país al tiempo que recibimos comida por todos lados, gente local que se acerca a traernos algo, les complace compartir su comida, son además muy respetuosos, estamos muy sorprendidos y al día siguiente nos vamos los tres a visitar el castillo de piedra, impresionante, hermoso, construcción en piedra con una hermosa vista de toda la zona. Aquí también conozco a Rahele y Remi, una joven pareja iraní que habla muy bien el inglés, nos cuentan de la ruta que tenemos por delante, nos hablan del país y me invitan a visitarles luego en Teherán.

Me despido de todos y continuo, cruzo por la tarde siguiente la ciudad Kalybar donde me impresiona su comercio con letreros luminosos y letras fosforescentes, también voy viendo que sus precios son en "toman" (pero utilizan riales), me comienzo a confundir con la moneda. Continúo y llego a un pequeño pueblo de montañas donde me espera Sina, un ciclista iraní a quien he contactado a través de la red Warmshowers (Ciclistas viajando por el mundo). Con Sina voy resolviendo algunas dudas, voy también conociendo más sobre el país, conozco a su familia, a su abuela y me siento muy bien bienvenido. Sina me comenta que cerca del lugar hay una roca con escrituras cuneiformes, ¿Como dices? le pregunto enseguida y nos dirigimos al lugar. Fue para mi la primera vez que veía las escrituras cuneiformes al aire libre, sobre una roca en la ladera de un cerro, alguien la había escrito hace algunos miles de año y aún se conservaba, que sorpresa y que premio a la vez.

Me despido de Sina y su familia y continúo hacia el norte, ahora voy a Tabriz, capital de la región y una de las ciudades más grandes de Irán, pero de camino recibo un extraño mensaje en mi teléfono, es Sina quien me dice que ha sabido de otro chileno viajando en Irán con bicicleta y me da su número para contactarlo, ¡Valla que sorpresa!, decido escribirle pero aún así Irán es muy grande y este chico chileno del cual ni si quiera sé su nombre pasó hace un mes por el lugar. Increíblemente recibo respuesta del chileno quien me dice: "Estoy en Tabriz, soy de Santiago". !Que emoción!, con lo difícil que es encontrar chilenos por el mundo, este está viajando con su bicicleta y encima está a ¡solo 15 kilómetros de distancia! Está en un hotel el cual no quiero pagar, así es que busco un lugar donde dormir y acordamos juntarnos el día siguiente, ¡Que alegría!.

Aquella llegada a Tabriz fue de locos, primero por que acepté tomar un té poco antes de entrar a la ciudad y resultó ser el dueño de una fábrica de chocolates que no se quedó tranquilo hasta darme un tour por su fábrica y regalarme varias bolsas de chocolate para mi viaje (como les decía, la gente en Irán es increíblemente generosa, parece una locura). Luego contacté a un chico que había conocido días antes y vivía en la ciudad, pero no tuve respuesta así es que me fui a un gran parque de la ciudad para poner mi tienda. No fue necesario, había un buen lugar para mi hamaca y fue suficiente, pero a la medianoche y cuando ya estaba durmiendo, recibí respuesta del muchacho y a la media hora llegó al lugar con sus amigos. "Vamos a una casa en el campo" me propusieron y acepté. Cruzar la ciudad en media noche fue otra experiencia, pero ahora tenía amigos así es que me sentí seguro.

Día siguiente me encuentro finalmente con Roberto, el ciclista chileno, nos encontramos en una plaza central y a los pocos minutos se comienza a formar el tumulto. Decidimos hacer una ruta juntos, pero antes debíamos visitar una familia que nos había invitado a almorzar. Aquí tuvimos otro gran recibimiento, una gran comida, grata conversación y entre las preguntas sale a flote mi cumpleaños, ¿Estás de cumpleaños mañana y no nos habías dicho? me pregunta Ángel, anfitriona con quien nos hicimos amigos de inmediato. Si, le respondo y me dice, "bueno, entonces no te puedes ir, hoy duermen acá por que mañana celebraremos tu cumpleaños". Finalmente celebré mi cumpleaños en Familia, me recordaba que el anterior lo había incluso olvidado y pasamos dos días con aquella linda familia que nos trató siempre como dos más de la familia.

Emprendimos el viaje con Roberto y este me confiesa que jamás había acampado en el lugar, así es que me animo mostrándole lo sencillo que es y con mayor razón en países como Irán donde somos bienvenidos en cada rincón. Llegamos a los pocos días a Ardabil, una ciudad con importancia histórico puesto fue parada importante en la ruta de la seda. Aquí otra linda familia nos recibe, sentimos el calor de la gente, no hay discriminación racial, religiosa, nadie nos juzga, nos abren la puerta de par en par y somos completos desconocidos, me pregunto, ¿Donde está la diabólica imagen de la peligrosa sociedad iraní que nos muestran los grandes medios?, me voy sintiendo increíblemente seguro en el país.

Días después nos encontramos con Sina, quien había sido mi anfitrión algunos días antes. Él pedaleaba rumbo a Teheran así es que decidimos ir todos juntos, aunque teníamos distintos horarios, distintas velocidades, distintas maneras de ver el viaje ... nos las arreglamos para pasar lindos días pedaleando. Llegamos al mar Caspio, en la ciudad de Astara que está muy cerca de la frontera con Azerbaiyán, donde pude sentir el calor y la humedad. Siguiendo el mar Caspio (que en realidad es un lago), vemos los cultivos de arroz y el mar, también recibimos la lluvia que en algunas noches fue bastante violenta, con tormenta eléctrica y rayos que caían a solo unos metros. Continuamos juntos hasta que llegamos a Rash donde Roberto tenía que tomar un bus para irse a Turquía, su visa expiraba pronto así es que tenía que preparar su salida del país. nos despedimos con ganas de volvernos a encontrar y continuamos con Sina siguiendo la costa del mar Caspio.

Llegamos a Chalus, lugar donde me despediría del mar Caspio para ir rumbo a Teherán (Capital del país) el mismo día en que la selección de fútbol de Irán jugaba un partido por la copa mundial de fútbol. Pese a que no me gusta el fútbol me interesaba ver el partido, era de lo único que se hablaba en esos días en Irán. En Chalus había contactado una chica que finalmente nos alojó a ambos, su familia al igual que siempre nos recibió increíblemente bien, ¡Mi casa es tu casa!, era siempre le lema, pero a diferencia aquí me dieron más espacio. ¡Irán gano su partido!, la gente desbordaba las calles así es que había que salir a celebrar con ellos, bailaban, cantaban y gritaban en las calles cuando aquello incluso es prohibido, pero la policía no podía controlar a toda su población, era una fiesta y me enfiesté con ellos. Al día siguiente Sina decide continuar a Teherán pero yo prefiero quedarme, quiero compartir con esta linda familia y además tomar un descanso antes de seguir a Teherán. Con esta familia me siento nuevamente en casa, no me termino de convencer cuan amable es esta sociedad, cuanto amor voy recibiendo en cada rincón, pero debo continuar a Teherán.

Desde Chalus (mar Caspio) es una gran subida que se acerca a los 2700 metros (quizás más), me tomó dos días y llegué a Karaj donde el color del paisaje ha cambiado, ya no hay verde, también ha cambiado el aire por que se siente la contaminación, "debo estar cerca de Teherán" pienso. Paso la última noche en esta ciudad y por la mañana siguiente voy de lleno a Teherán. El camino me colma de contrastes, por un lado es una gran autopista repleta de vehículos que generan mucha contaminación, el aire es casi irrespirable, pero por otro lado voy recibiendo cientos de veces el "bienvenido a Teherán", la gente no deja de ser amable. Un taxi me ve, me saluda y se detiene doscientos metros más adelante con galletas, una bebida fria y el "bienvenido a Teheran". ¿Como no alegrarse por ratos?. Un coche me toca la bocina un par de veces hasta que lo miro, me saluda con sus manos y me dice "Bienvenido a Teherán", pero está está tan preocupado de mi que no se ha dado cuenta del gran lomo de toro que tiene por delante. El coche pega un salto monumental, de película de acción, cae varios metros más adelante sacando chispas y perdiendo el control, pero afortunadamente lo recupera sin chocar a nadie, incluso se da el tiempo de sacar un mano por la ventana y mostrarme su dedo gordo como diciéndome "Esta todo ok", y yo con el corazón aún agitado sintiéndome culpable por la escena de acción. Pero finalmente llego al corazón de la ciudad, donde recibo otra sorpresa, un hombre que hablaba muy bien el inglés me pregunta de donde vengo, "de Chile" respondo y se le alegra el rostro, me dice, "tierra de pablo Neruda, de Victor Jara", ¿Que?, ¿Como conoces a Victor Jara?, no me respondió más que cantando el coro de una de sus canciones, sin siquiera saber que significaba la letra. Quedé anonadado, pensé que se trataba de una broma pero no. El hombre se despidió fugazmente y se subió a un taxi, no supe más de él.

Pero estoy en Teherán, he llegado a la capital de la república islámica de Irán, y desde aquí tengo que planear la ruta próxima, también conseguir las visas de Uzbequistán, Turkmenistán y China. ¡Valla que bienvenida estoy teniendo en Irán!


En cuanto crucé la frontera encontré estas murallas, tal como me las imaginaba para el imperio persa

Este amigo me siguio por un kilómetro, solo quería una foto conmigo. Ahmed, mi primer amigo en 

Hermosas colinas en el norte de Irán

Este es el camino al castillo de Babak

En el castillo de Babak, con Gonzalo (Argentina) y Julia (España)

Con Sina, pedaleando en los capos cerca de Tabriz
Las escrituras cuneiformes que encontramos con Sina, las primeras que veo al aire libre y sin museo


Con Sina y su familia en Varzeqan, norte de Tabriz

Camino a Tabriz, miren cuanto color en la ruta

Los cerros en el camino, cuanto colores. Norte de Tabriz

Las casas de Kandovan, construidas en las cuevas. 

Celebrando mi cumpleaños, con mi familia d Tabriz

El delicioso pan de Irán, es muy fácil de conseguir, barato y cuando está fresco irresistible

Con Roberto, el ciclista chileno que encontré en Tabriz. Estuvimos más de una semana juntos pedaleando

Conjunto del Khānegāh y del santuario del Jeque Safi Al Din en Ardabil

En el tesoro del Jeque Safi Al Din, Ardabil. Alguna vez estuvo lleno de cerámicas y regalos recibidos desde China

La comida en Irán es un viaje aparte. Este postre del que no me puedo acordar el nombre me hizo viajar

Bellos templos como este se encuentran en cada pueblo, en cada rincón. La religión en Irán cumple un rol fundamental

Campamento junto al mar Caspio. Calor, lluvia y tormenta eléctrica

En el mar Caspio

En Irán complete los primeros 20000 km de viaje, lo que técnicamente es la mitad de la vuelta al mundo

Hesan, Sina, Pablo y Roberto. Dos ciclistas de irán y dos chilenos

Los cultivos de Arroz en el mar caspio

Pescadores

Una tetera mágica. Tomé la foto pero a la construcción de fondo, me gusta la tecumbre

Me acerqué a comprar pan y estos panaderos me invitaron a un desayuno, además prepararon para mi tres panes especiales, con diferentes sabores, todo por supuesto gratis.

En Teherán, la capital de Irán, donde el "Bienvenido a Teherán" fue trending topic.

24/1/19

[Armenia] Entrando en la historia del golpeado pueblo armenio





Con armenios de Nagorno Karabaj, que celebraban los 100 años de la república de Armenia

Armenia es un pequeño país limitado por Georgia, Irán, Azerbaiyán y Turquía. Antes de entrar en sus tierras tenía vagas referencias acerca del país, de su cultura y su historia, en mi mente solo deambulaban ideas de una tierra rodeada de conflictos bélicos arrastrados a lo largo del último siglo. Sabía por ejemplo que fue parte de la ex-unión soviética, de sus problemas con Azerbaiyán y la región de Nagorno Karabaj y también algo sabía sobre el genocidio del que había sido víctima su pueblo. Pude notar por ejemplo que, en cuanto hablaba de mi viaje y mi paso por Turquía, las expresiones faciales cambiaban e incluso parte de ellos reconocía su desprecio por todo lo que viniera del vecino país. Yo había pasado dos meses en Turquía, venía de vivir una gran experiencia donde fui recibido de muy buena manera en cada rincón y donde además había dejado muy buenos amigos. Intentaba de vez en cuando argumentar con algunos armenios explicándoles lo dañina que es la generalización, les decía por ejemplo que no podía imaginar a ninguno de mis amigos turcos avalando aquellos crímenes en los tiempos del genocidio, pero la historia del genocidio está tan arraigada en la historia de Armenia que resulta delicado incluso hablarlo cien años después.  

Entré al país por la frontera norte con Georgia. mis primeros días transcurrieron muy tranquilos, cruzando los frondosos cerros gozando de un buen clima. Me fue fácil encontrar jóvenes que hablaban el inglés con fluidez, me comentan que lo han aprendido mientras se mueven entre Georgia e Irán, países con los cuales mantienen buenas relaciones. Estos son los primeros encuentros con la historia del pueblo de Armenia, pero hasta aquí no tengo dudas, solo ganas de oír sus historias.

Uno de estos primeros días en el país me encontraba acampando a orillas del camino y por la mañana veo a la distancia y sobre los cerros algo parecido a un monasterio. Sabía de los antiguos monasterios en sus cerros pero no esperaba encontrarlos tan pronto ni tan de sorpresa, pero ahí estaban a solo un par de kilómetros aunque sobre una empinada colina. Abandoné el campamento decidido a explorar y al cabo de una hora ya estaba en el monasterio. Una antigua construcción en piedras de la montaña, cuanto hermoso trabajo abandonado, cuanta historia resguardada en el lugar. Intenté leer pero todas sus escrituras están en Armenio, alfabeto extraño que sus letras redondeadas me parecen todas similares, había intentado memorizar algunos caracteres pero no había caso, sin embargo encontré una piedra tallada con el mejor y más universal de los alfabetos: los dibujos. Había dibujada una guitarra, una jarra de vino y otro objeto que no reconozco pero me da la idea de una fiesta tallada en piedra.

Para llegar a Yerevan, la capital del país, me decidí a tomar una ruta que se aproxima a la frontera con Azerbaiyán que a la vez rodea el gran lago Sevan que para Armenia es algo parecido a un mar. Para ello tengo que subir bastante cruzando alguno que otro llamativo pueblo. En uno de ellos conocí dos chicos que hablaban el español, los oí hablando en un café y me acerqué a ellos para preguntarles con curiosidad que hacían en Armenia, por que no parecían viajeros. Uno era español y el otro de Colombia, eran estudiantes de un proyecto internacional de educación. Estos llevaban un año en el país y me dieron una gran introducción a la historia moderna y también algunos buenos datos para visitar en Yerevan.

Para acercarme al lago subí una gran colina y sobre su cima había que cruzar un extenso túnel que parecía una cámara de gas, con algo de iluminación pero con mucho barro, esto lo veía en la huella que dejaban los camiones al salir. Enfrenté el túnel y no fue fácil cruzarlo, el aire por dentro era irrespirable, el asfalto en gran parte inexistente, llovía al interior del túnel y por ratos había solo espacio para un coche. La visibilidad era muy reducida, no podía siquiera ver el cuenta kilómetros para saber cuantos kilómetros tenía por delante, pero finalmente lo conseguí y una vez fuera respiré el aire puro que lo sentí como un gran premio. En aquel momento un hombre se acerca y me trata de decir algo que no entiendo, quiere que lo acompañe, me está invitando a un té y acepto. Se trataba del vigilante del túnel, me llevó luego a su salón de vigilancia donde ocho antiguos televisores lo mantenían informado del acontecer en el túnel, logro comprender que el hombre había seguido mi trayecto, que me había visto sufrir y en cuanto crucé fue a mi encuentro para ofrecerme el té que luego se transformó en un vodka. Tomé una ducha en el lugar y continué hacia el lago llegando al mismo tiempo que la noche. 

Días después llego a Yerevan, la capital del país con el gran monte de Ararat de fondo (El mismo del arca de Noe). Me impresionan los edificios de arquitectura soviética, sus amplias calles, los antiguos tranvías, quiero explorar la ciudad, pero debo ir primero al hotel que me alojará hasta conseguir la visa de Irán. El hotel es bastante económico y mi paso por este hotel es un viaje aparte, amigos de la India han copado varias habitaciones tratando de alcanzar el "sueño europeo", aquí me entero de lo que les toca vivir antes de llegar a Europa, de todo el dineral que pagan, de los riesgos y de sus sueños, muchas veces sepultados por las exageradas expectativas o por ser estafados por los llamados "traficantes de personas", ¡Si!, suena terrible pero así es. También hay varios iraníes que han llegado al país con diferentes intenciones, algunos escapando del hostigamiento religioso, otros buscando una trabajo mejor pagado. Con estos últimos trato de interactuar por que Irán es mi siguiente país y no consigo buenos comentarios sobre la contingencia pero cada una de ellos me muestra cuanto amor tienen por su país.

Me tocó esperar dos semanas en Yerevan, fui rechazado por la visa en una primera intento y en un segundo intento la conseguí, feliz ahora tenía que planear mi ida a Irán. En las dos semanas tuve un buen descanso en Yerevan, aproveche mis días con la lectura y también para vender a distancia el libro que había escrito un par de meses antes, pero antes de dejar la gran ciudad tenía que visitar al museo del genocidio que estaba de camino, impactantes relatos y fotografían que me sensibilizaron, que me mostraron cuan golpeado había sido el pueblo de Armenia.

No hubo mucha novedad en los siguientes días. Me fue bastante sencillo encontrar lugares para acampar, lugares tan bellos que invitaban a quedarse más tiempo. Cruce el pueblo de Goris donde impresionantes figuras se podían ver en sus cerros, agujas de tierra y roca que parecen de mentira, rodean el pueblo y también un cementerio, es un lindo espectáculo. Luego me aproximé a la región de Nagorno Karabaj, región que ha estado en disputa desde hace más de veinte años, entre el pueblo de Armenia y el vecino país de Azerbaiyán. Aquella frontera está lejos de ser lo que se puede imaginar, se respira una calma impresionante, no hay cerco alguno ni siquiera control cuando la carretera entra varios metros en el país.

Continuo por la frontera hasta llegar a Kapak donde pasé mi ultima noche en Armenia. Aquí tengo la fortuna de conocer a algunos muchachos que hablan muy bien el inglés, les escucho por largo tiempo sus impresiones del conflicto de Nagorno, también sus esperanzas, me siento muy sensibilizado y continuo muy triste por todo lo que le ha tocado vivir a este pueblo y por la guerra aún presente. Por la mañana siguiente me tocó subir una gran cuesta y luego unos treinta kilómetros solo descenso donde el paisaje cambió drásticamente, pasó del verde lluvioso a los áridos cerros. Recuerdo que dejando el último pueblo noté que la frontera estaba muy cerca, todo indicaba que el cerro que tenía en frente era parte de Irán, esto me dio energías para continuar más rápido hasta que llegué al río Aras que separa ambos países y pude contemplar Irán, ya lo tenía en frente, casi podía tocar las tierras persas, esas llenas de historias, de Persepolis, de Xerxes, de Ciro, ¡Que emoción!. 

Jamás tuve un problema cruzando Armenia, pero en los últimos dos kilómetros antes de llegar a la frontera con Irán los militares me detienen para un control rutinario, uno de ellos me revisa la cámara fotográfica mientras el otro me toma sin permiso la bicicleta e intenta montarla. Ellos todos ríen, pero les expreso mi molestia y luego de ello la revisión se vuelve más exhaustiva. No les ha gustado mi seriedad pero me siento vulnerado, estoy seguro que me han detenido por que llevo una gran barba y estoy en la frontera con Irán, su detención ha sido solo por una sospecha racial e intentan buscar cualquier indicio para confirmar sus teorías, pero luego de media hora me permiten continuar. Es muy triste que me halla sucedido esto justo en la frontera pero lo olvido pronto por que el trato recibido por los militares no fue representativo del trato recibido durante el último mes que cruce las tierras armenias.

He llegado a Irán .... he llegado luego de 20 mil kilómetros a Persa ! 


Los primeros caminos que seguí en Armenia, muy cerca de la frontera con Georgia

Encontrar hermosos lugares para acampar fue muy sencillo

Un monasterio que encontré de sorpresa, de piedra tallada y bien conservado (para estar abandonado)

Un hermoso rincón habitado

Antigua fábrica siendo devorada por el bosque

Amaneciendo con el lago Savan en frente

En Yerevan, durante la celebración del "día de la victoria", cuando los nazis se rindieron en la segunda guerra mundial

La madre protectora de Armenia, en la celebración del día de la victoria

Este hermoso rincón fue mi hogar durante dos semanas, mientras esperé mi visa para Irán

Me gustó esta escultura y en general la plaza en yerevan

El parque Alexander visto desde el museo al aire libre, parque con muchas esculturas entre ellas algunas de Botero

Una escultura de Botero en Yerevan. De fondo, el museo al aire libre

La plaza de la república, en Yereván

El museo del genocidio contra el pueblo de Armenia

El monte Ararat que se ve desde todo Yereván

Artashat, una de las antiguas capitales de Armenia

Avanzando poco a pocoal sur. Esta era la entrada a un visitado monasterio

Subiendo y subiendo

Luego de una gran lluvia, muy cerca de ka cima del paso Borotan

Durmiendo cerca del paso Borotan, sur de Armenia

Un río de flores, de camino a Goris. Sur de Armenia

Sur de Yerevan

Parece que converso con el burro pero ¡No!, no deja de moverse y la foto va a salir, solo le digo que se quede quieto !

Las formaciones de Goris

En Goris, cerca del cementerio donde es posible además entrar a una gran cueva

Las extrañas formaciones en Goris, al sur de Armenia

Los hermosos cerros abrazados por el bosque

Las pequeñas colinas del sur de Armenia, en la frontera con Nagorno Karabaj

Mi campamento en Kepan, última noche en Armenia

Sobre el paso Meghri, a 2535 msnm

El último gran descenso antes de llegar a la frontera con Irán