20/1/11

Bitácora del ascenso al volcán Descabezado Grande


La primera aparición del volcán, luego de la nevada

Día 1: La llegada 

A las 10:20 am parte el furgón que nos llevaría hasta Cipreces. Al rato recogemos a Roberto y Toño, luego en la casa de Toño recogemos a Juan Carlos y la Pao, quien nos confirmaba su marginación de la travesía. A eso de 11:00 pasamos a realizar las compras finales mientras esperábamos a Leyton que venía viajando desde Curicó.

A las 17:00 hrs y bajo los volcanes de Hornitos comenzábamos el ascenso, desde los 1200 msnm. Hornitos fue más acogedor que el año anterior, las corrientes de aire frío permitían capear parte del calor de este siempre complicado acarreo. Llegamos con el atardecer al portezuelo cumbre -por la izquierda del volcán Hornitos más grande- y en media hora más ya todos bordeábamos la laguna Hornitos para encontrar el primer campamento. Queríamos alcanzar la mayor altura posible, ya que teníamos planes de ahorrarnos un día y atacar la cumbre del descabezado al tercer día, pero terminamos acampando exactamente en el mismo lugar que el año anterior.

La preparación del camping fue rápida. Leyton cocinó, yo armé fogata y nos sentamos alrededor de está a disfrutar la minuta. El mate dio un par de vueltas y el cielo nos permitió contemplar sus incontables estrellas. Roberto seguía con su temor al clima, debido a los anuncios meteorológicos, pero el agotamiento nos venció y terminamos prontamente todos dormidos. 

Día 2: El Mal clima 

El despertador debía sonar a las 6:00 am, pero 15 minutos antes nos despertamos con el singular ritmo del goteo producido por los chubascos. No nos preocupó mucho, aunque el cielo se encontraba nublado creímos que podría tratarse solo de la nubosidad parcial mañanera. Leyton comenzaba a inquietarse por el clima, que cada vez empeoraba y ya nos retrasaba nuestra partida en al menos un par de horas. Hacia donde debíamos llegar esa mañana estaba completamente tapado en nubes, así es que todo era incierto. La carpa no resistió la lluvia y los primeros truenos hicieron abandonar a Leyton al que luego se le sumó Roberto.

El clima no mejoraba y los 3 que aún decidíamos mantener la ruta seguíamos muy decididos. A eso de las 10:00 am apareció el primer rastro de sol, lo que nos entusiasmo a desarmar el campamento y comenzar a caminar, protegidos de la lluvia con plásticos y con la carpa lista para en cualquier momento armarse. Las lluvias bajaron su intensidad, pero aparecieron los granizos. A los 2300 msnm, encontramos los primeros planchones de nieve, donde preparamos todo tipo de inventos, hasta la leche condensada granizada con harina tostada que resultó de maravilla. Las nubes nos seguían intimidando, pero cada vez el sol ganaba más espacio. A esas alturas, el amigo sol era el más solicitado ya que el viento era muy frió producto del clima y la altura.

A las 14:30 hrs llegamos al hito 2, a la meseta volcánica que te lleva bruscamente de un paisaje a otro y te pone de protagonistas los imponentes macizos del cerro azul y descabezado grande. En ese punto decidimos hacer cumbre a una punta que nos permitía superar la máxima altura alcanzada como grupo. Fue en esta punta y a los 2670 msnm que un cóndor nos brindó un lindo espectáculo sobrevolando a pocos metros de nosotros. Al poco rato, con más sol y más hambre, comenzamos el descenso por la ladera oeste para llegar a los primeros arroyos de agua que nos permitiría cocinar los tallarines con la maravillosa salsa pesto.

No terminabamos de almorzar y otras nubes se acercaban por el norte, lentamente ocultaban todas las grandes cumbres. El viento descendió bruscamente su temperatura lo que nos congelaba. Pronosticábamos que en unos 40 minutos nos alcanzaría ese mal clima. Intentamos esquivarlo descendiendo rápidamente para llegar a la laguna caracol, lugar donde esperábamos tener menos viento y mayor temperatura. El mal clima nos tocó bajando con una fuerte llovizna que empapaba los lentes. Juan Carlos descendió en solitario para encontrarnos abajo, donde nace el Caracol.

Cuando nos volvimos a encontrar, la nube de mal clima estaba alejándose y a su paso dejaba el descabezado casi completamente blanco, al igual que el cerro azul. No parabamos de asombrarnos que tal nube pudiera cambiar tanto el paisaje. El sol retomó su reinado lo que nos permitió recorrer la laguna turbia y un cráter extinto muy cercano. Nos sorprendió el bajo nivel de la laguna turbia y de la laguna caracol, la cual bordeamos cuando el sol nos abandonaba.

A las 22:00 hrs recién estábamos en el extremo de la laguna caracol, con mucho frío y casi sin agua. no podíamos acampar ahí, así es que nuestras opciones eran caminar de noche hasta el humedal o en un esfuerzo mayor hasta las termas. Caminar de noche no es fácil. La huella en piedra pome no se divisa, los puntos en GPS no los teníamos, solo vagos recuerdos de viajes realizados anteriormente. Finalmente llegamos al humedal pasado las 12 de la noche, con mucho frío y lo más insólito es que en el lugar para acampar estaba lleno de ganado y el más grande de los toros no reaccionó bien a nuestra llegada. Pasado las 1:00 am acampamos, con frío, sueño, hambre y las esperanzas de llegar temprano a las termas al día siguiente.


Día 3: El descanso 

El sol fue nuestro despertador, ayudándonos a secar el equipo mojado por la helada que había caído por la noche. Desayunamos harina tostada con una de las aguas más ricas y heladas de todo el viaje. Al rato desarmamos el campamento y comenzamos a caminar al mediodía hacia las termas. Fue un trayecto simple y bastante corto, que en 1 hora nos llevó a las termas del Blanquillo. Acá conocimos a Andrés, un tipo polaco que hablaba muy bien el español y viajaba con una amiga finlandesa. Ellos se encontraban realizando la ruta cóndores pero al día siguiente también subirían el volcán, así es que coordinamos para subir juntos. Compartimos algunas experiencias, armamos campamento, tomamos litros de agua con harina tostada en las termas, luego a las aguas termales que a esa altura eran una gran recompensa. Mientras Juan Carlos y toño disfrutaban de las termas me quedé cocinando y leyendo en el campamento. Queríamos darnos un gran menú antes de la subida al volcán.

Con el atardecer fui a reconocer la ruta con algunos waitpoint para el GPS lo que nos permitiría caminar sin luz natural, pero aún así existía desconfianza en los tramos finales al volcán, por lo cual decidimos retrasar en 30 minutos el ascenso y subir junto a los europeos, quienes subirían con un arriero que conocía la ruta. Ese día fue un día para reponer fuerzas y descansar algunos músculos lastimados. Nos dormimos temprano con el despertador puesto a las 4:00 am. para partir a eso de las 5:30 hrs.

Día 4: El ascenso al volcán 

Sonó el despertador y todos sabíamos que había llegado el momento. Teníamos algunas dudas, vacilábamos en que llevar y que dejar, y con cuanta agua subir ya que el volcán no tenía rastro evidente de nieve. Fuimos a buscar unos anteojos olvidados en las termas y cuando regresamos los europeos ya se había marchado. A las 6:00 am comenzó nuestra caminata, junto a una pareja de viñamarinos que también subiría aquel día.

Las primeras pendientes eran bastantes suaves, y el alba y su agradable temperatura hacía disfrutar cada paso de dábamos. Al poco andar alcanzamos a la pareja de viñamarinos y divisábamos a lo lejos la silueta de los europeos con el arriero, así es que nos despreocupamos del GPS y tratamos de alcanzarles. Las huellas al volcán son varias y difusas, lo que hace necesario mantener el grupo unido así es que nos fuimos poco a poco alejando de los europeos que llevaban un buen ritmo de ascenso. Una parada a los 3200 msnm con el sol ya entregándonos sus primeros rayos para comer e hidratarse. Después de gustosos 20 minutos de descanso nuestro camino continúa. Nos encontramos con una pared de roca suelta que nos entretuvo un buen rato. Aunque se nos complicó bastante logramos subir el roquerío y llegar a la última etapa que dejaba ver con claridad la huella a seguir hasta el cráter. 

Llegué al cráter cuando los europeos se animaban a bajar. Les consulté si llegarían a cima pero no estaba en sus planes y el arriero indicó el peligro de ello. Al poco rato llegó Juan Carlos, luego Toño y finalmente la pareja Viñamarina. Por fin cumplíamos el objetivo, el inmenso cráter del volcán Descabezado con sus extraños penitentes. La sensación climática en el cráter cambia abruptamente. Un viento frío y de alta velocidad te mantiene en constante preocupación.

De los 5 en el cráter, 4 nos animamos a intentarla cima. Dibujamos la ruta y calculábamos que en unos 40 minutos estaríamos subiendo la punta más alta del cráter. Bordearíamos los penitentes hasta la punta Sur, donde subiríamos para esquivar un deshielo de estos y luego bajar nuevamente para intentar subir la punta más alta. Finalmente fue casi una hora, con varias maniobras de riesgos, caminando por una cresta a casi 4000 metros de altura y con un barranco de unos 2000 a tus pies, además de un viento impredecible. No logramos dar con la cima, solo nos faltaron unos 20 metros que no pudimos ascender por la falta de equipos de seguridad. Finalmente nos conformamos con el cráter, los penitentes y la incomparable vista hacia la costa, el imponente Quizapú y cerro azul, el escondido descabezado chico y la actividad del planchón.

Cuando nos decidimos a bajar fuimos presa en algunos momentos del vértigo a la altura y la inclinada pendiente. descender por piedra pome es rápido lo que a la vez puede volverse peligroso. Seguimos en descenso hacía el sur en una ladera de piedra pome que no terminaba nunca. Al rato perdimos la huella pero la volvimos a encontrar con el GPS para luego seguir el descenso tranquilos rumbo a las termas. Al llegar a las termas, los europeos nos separaban preocupados por nuestra demora. Fuimos a brindar a un arroyo de agua helada con la tradicional harina tostada para luego dar paso a un merecido baño termal que terminaría despidiendo la agotadora jornada.

Día 5: El retorno 

No sabíamos aún que ruta seguir. Los europeos nos invitaron a que les siguiéramos pero yo no podía por los días que significaba la ruta cóndores. El arriero que los acompañaba nos trató de orientar con la ruta del manantial pelado pero aún así teníamos bastantes dudas, así es que finalmente optamos por retornar por Vilches, después de todo ya habíamos cumplido nuestro principal objetivo.

La ruta hacia Vilches era una ruta conocida por los tres. Tomábamos considerables distancias que luego desaparecían en los cruces del blanquillo o en las cargas de agua. A unas 3 horas de camino dimos con Mateo y Manuela, una pareja de franceses que tenía la idea de recorrer Chile en 20 días y que había destinado 3 a la cordillera maulina. Luego de charlar bastante rato decidimos retornar todos juntos por Armerillo, una ruta que aparecía en un mapa que ellos portaban pero era desconocida para todos. El guardaparques nos contó que se trataba solo de una camino de arrieros sin sendero de trekking, pero aún así intentamos reconocer huella, probamos con GPS e incluso atravesamos el río un par de veces tratando de dar con las indicaciones de un arriero.

Día 6: El fin

Toño amaneció con una lesión a la rodilla, al igual que Juan Carlos, además toño confirma la aparición de las primeras ampollas. Al rato aparecieron los franceses con la esperanza de seguir la ruta a Armerillo, pero no habíamos logrado reconocer huellas, así es que decidimos entonces retornar todos por Vilches. La lesión de toño no preocupaba, pero también nos preocupaba quedarnos sin bus para retornar a Talca.

Llegue finalmente a Vilches Alto, donde concluía nuestra caminata esperando el bus que nos traería de regreso a la ciudad, al ansiado baño y a la anhelada comida casera, servida y caliente. Toño con su lesión disminuyó su ritmo y terminamos perdiendo el último bus. Hicimos dedo y Toño logró irse en un auto que disponía de un solo asiento, más al rato una camioneta nos acercó hasta San clemente cuando ya caía la noche. Atrás quedaba la montaña, pero el descabezado volvía a aparecer en el horizonte entre el peine y el tres cuernos como queriendo despedirse de nosotros.

Llegamos a San Clemente y toño nos llamó. Ya había llegado a Talca y todo estaba bien. En San Clemente la juventud se preparaba con sus coloridas y limpias prendas para el sábado por la noche, y nosotros eramos los bichos raros con prendas sucias, enormes mochilas, caras con barro y zapatos llenos de trumao. Nos miraban pero a nosotros no nos preocupaba, nada nos quitaba la alegría de haber conquistado el inmenso volcán.

La ruta planificada. (2) Inicio Sendero bajo Hornitos. (3) Portezuelo al costado del volcán hornitos (4) Campamento en el cajón del río Hornitos (5) Meceta del cerro azul (6) Laguna Caracol (7) Humedales (8) Termas del Blanquillo -inicio del sendero que sube al volcán Descabezado Grande- (9) Laguna el blanquillo (10) Refugio Valle del venado (11) Playa del valle (12-13-14) Sendero de Chile que conduce a Vilches Alto.
El Toño en las termas

Juan Carlos cruzando un frío arroyo 

El cerro azul, cuando se nos acercaban las nubes 

La playa del valle del venado

En el mirador del valle del venado. Descansando y batallando con los loros

Participamos:
Juan Carlos Veloso
Juan -Toño- Diaz
Pablo Muñoz
Eduardo -El Leyton- (Abandonó segundo día)
Roberto Apablaza -El negro- (abandonó segundo día)
Paoli Bertoli -La Pao- (Abandonó antes de partir)

Si alguno desea los puntos GPS del ascenso, me escribe a nadapablo@gmail.com y se los envío.

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