17/3/19

[Turkmenistán] Cruzando con la bicicleta en 5 días






He conseguido una visa para Turkmenistán en el Asía central, unos de los países más herméticos del mundo, el único problema es que es un visado de tránsito que me otorga cinco días para cruzar el país, pero en realidad son solo cuatro y a pesar de ello decido tomar la vía más larga, serán 600 km con más de la mitad en intenso desierto, parece toda una locura pero me atrae.

Luego de 580 días de viaje y más de 21.000 km recorridos, llegué a Turkmenistán

Día 1. (600 km para llegar a Uzbekistán)

Crucé temprano la frontera, había un estricto control fronterizo pero tuve un poco de suerte ya que esos días había un "Rally" cruzando la zona entonces habían flexibilizado los controles, incluso pensaron que era parte de ellos, ¿Corriendo con bicicleta el rally?, ¿En serio?. Con el sello listo en mi pasaporte quise pedalear cuanto antes (tenía 600 kilómetros por delante) pero me obligaron a tomar un bus los primeros 35 kilómetros (por que es un área muy militar) y encima tuve que pagar algo así como 6 dolares (aunque de comienzo me cobraron 10). En el bus y con la bicicleta arriba la primera sorpresa: las mujeres vestían coloridos vestidos, llevan turbantes en su cabeza pero sin cubrir totalmente sus cabellos, es para mi una sorpresa por que vengo de estar dos meses en Irán.

Una vez en Ashgabat la capital del país me sentí rodeado por la soledad. Una ciudad elegante, de modernos edificios vestidos de blanco, lujosos parques, extensas calles, paradas de buses con aire acondicionado, pero ¿donde está la gente?, solo veía algunas personas limpiando las calles, me parecía una escenografía montada para el turista de paso aunque de pronto alguien se me cruzó en la ruta para invitarme a comer, no hablaba muy bien el inglés pero un poco comprendo de turcomano (lengua hablada en Turkmenistán) que es muy parecida al azarí (Nor-oeste de Irán) y al Turco (Turquía). Acepté por que el hombre se veía gentil, muy amable y además era la hora de colación y tenía hambre (bueno, como ya saben siempre tengo hambre). El hombre vivía en el ultimo piso de uno de estos lujosos edificios, un gran apartamento, espacioso y una gran vista a la ciudad. Me recibió con mucha comida (para al menos "cinco"  personas) y con la ayuda de un traductor nos comunicamos. Pude comprender acerca de sus sueños y de su afán por conocer diferentes culturas, también me introdujo un poco en la cultura y contingencia de Turkmenistán.

Pero debía continuar, aún tenía 565 km por delante, así que una última visita a la ciudad y continuamos. Pasé por su mercado y mi visita despertó un gran interés. Los curiosos se acercaban a intentar a hablar conmigo, uno que otro conocía algunas palabras de inglés y nos comunicamos. Aquí compré todo lo que necesitaba para los cuatro días de desierto, lo hice aquí por que no tengo la más mínima idea si será posible hacerlo en un pueblo de camino (si es que hay pueblos). Me sorprendí lo barato que es este mercado, quiero comprar muchas cosas pero no tengo espacio y la bicicleta ya está cargadísima, debo continuar. 

Apenas abandoné Ashgabat apareció el desierto, no hay árboles ni sombra y la temperatura es fácilmente sobre los 40 grados (con 46° como máxima). Ahora sé a lo que me enfrentaré y en los próximos tres días será desierto todo lo que vea.

Día 2 (485 km para llegar a Uzbekistán)

Comencé el segundo día temprano, eran las 6:00 am y ya estaba pedaleando, debía apurarme por que aún tenía casi 500 km por delante, tenía un fuerte viento en contra y podía sentir el calor desde muy temprano. A medida que me alejé de la capital la "perfecta carretera" desapareció, ya no habían señaléticas, ni barreras, ni pintura e incluso el asfalto por momentos se perdía. Al medio día el calor era insoportable, sentía que el aire caliente entrando a mis pulmones me los cocinaba lentamente, sentía la fatiga producto del calor, quería parar un momento pero no había ninguna sombra, ni siquiera sentarme en la arena podía por que con el sol pegando todo el día se había calentado un montón. Había utilizado algo de agua para mojar mi cabeza (el calor era mucho) y esto me generó un problema puesto el agua comenzó a escasear antes de lo programado. 

Día 3 (365  km para llegar a la frontera)

Partí ese día a las 5:00 am y por la mañana encontré un pueblo donde por fortuna había una pequeña tienda. Compré helados, agua fría, refrescos y todo lo que saliera del refrigerador era maravilloso. aquí los niños del pueblo llegaban uno a uno a verme, cabezas calvas con mucha curiosidad pero a la vez muy tímidos. Continué pero ahora recargado para enfrentar el desierto, dos camiones se ofrecieron para llevarme hasta el siguiente pueblo, pero rechacé la ayuda, me tenía confianza .... poca pero aún tenía. 

Al medio día el calor era nuevamente insoportable, se vendría incluso peor. Había un restauran en la ruta y me acerqué buscando un poco de sombra, aunque también buscando algo de comer por que como les dije: "siempre tengo hambre". El dueño muy sorprendido por mi visita me dice que estoy completamente loco (me lo hace ver con gestos por que no habla inglés) y me insiste en visitar algo de lo que solo entiendo dos palabras: "cráter" y "gas". Nos ayudamos con un traductor y comprendí que se trataba de un cráter de gas encendido muy cerca del lugar, lo habían apodado "El portal al infierno", que sin duda tenia que visitarlo, pero eran 8 km fuera de la ruta, camino de arena que me podría tomar todo el día y que para disfrutar el espectáculo debía al menos pasar una noche en el lugar (por que es de noche cuando se ve increíble). Estaba dudoso pensando, por que además aún tenía 300 km por delante, cuando unos chicos del rally llegaron al lugar y me dijeron: "nosotros venimos de Inglaterra para ver este lugar, y tu que lo tienes a un par de kilómetros ¿no lo vas a visitar?". Así es que dejé mi bicicleta en el restauran, tomé la carpa, el saco de dormir, agua, comida y me fui con ellos en auto (puesto el camino era imposible para la bicicleta). Al llegar al lugar un doble impacto me sacude, primero lo grandioso del lugar y segundo; la gran masa de turistas repartidos en el área. Se trataba de los chicos del rally, habían acordado reunirse ese día y posaban con sus autos, su música, sus gritos a orillas del curioso cráter. Me pareció increíble como la magia del lugar se estropeaba con todos estos chicos gritando a su alrededor, me sentí cansado, me sentí frustrado, me sentí triste y así me dormí, aunque dormí bien por que había una suave brisa que me refrescó durante la noche.

Día 4 (290 km para la frontera)

El despertador sonó a las 4 de la mañana pero tenía que esperar el auto que partiría a eso de las 7:00. Ahora había un profundo silencio, todo el ruido de los autos y sus conductores había desaparecido. Decidí ir al cráter y ahora lo recorrí estando completamente solo, una gran hoguera encendida en medio del desierto, reflectaba varios metros a su paso. Caminé en su entorno y me intimidaba el aire caliente que por momentos me golpeaba y asfixiaba. Desde lejos se veía aún más hermoso, es lo único que se podía ver en medio de la oscura noche, el cráter y arriba un cielo estrellado. Me senté en una colina para mirar durante horas el paisaje, hasta que amaneció y tomé el auto que me llevó de regreso al restauran.

Una vez en el restauran preparé el equipaje y emprendí marcha, tenía por delante unos 300 kilómetros así es que tendría que pedalear incluso la noche si es necesario, pero a los pocos kilómetros el viento se puso completamente en mi contra, eran tan intenso que soplaba con arena que entraba por todos lados. al medio día había pedaleado la mitad de lo que esperaba, también había agotado el agua y casi toda mi comida, lo malo es que el próximo pueblo lo tenía a 100 km y el viento me lo hacía muy difícil. Decidí rendirme, decidí aceptar cualquier aventón e incluso pedirlo (si es necesario).

Eran las 4 de la tarde y estaba muy agotado bebiendo las últimas gotas de agua que a esa altura estaba súper caliente, también me comí el último tomate que me iba quedando. No tengo nada de sombra así es que preparé una sombra con la bicicleta. Con la botella de agua vacía intenté detener algunos autos para pedirles agua aunque a esas horas no andaba ninguno. El primero en pasar me cargó media botella y el segundo, un pequeño camión, me regaló una botella entera de agua fría. El copiloto que hablaba inglés, era un estudiante universitario que por esos días trabajaba cargando camiones. Luego de unos minutos conversando y explicarle mi problema (de que solo me quedaba un día para salir del país), se ofreció a llevarme hasta el siguiente pueblo y ahora si, acepto feliz y con una sonrisa de oreja a oreja. 

Recorrí 160 kilómetros con el camión (puesto me ofrecieron ir a una ciudad más grande para conseguir comida) y al llegar a la ciudad emociones encontradas puesto feliz por el aventón pero un poco triste por que una de las alforjas se había caído en el viaje, pero la verdad es que poco me importaba, con el paso del tiempo he aprendido que nada material es imprescindible para continuar la aventura sino la fortaleza mental, así es que el "desanimo" siempre será una última opción. 

En la ciudad intenté conseguir Internet, llevaba varios días sin dar noticias sobre mi y preguntando llegué al único "ciber café". Aquí no había wifi así es que pedí usar una de las antiguas computadoras que tenían, para esto me retuvieron el pasaporte y llamaron a un chico para que observara que hacía en internet. ¿privacidad?, ¡olvídate!, pero lo único que quiero es decirle a mi familia que estoy bien, aunqué abrí cinco ventanas de internet y ninguna de ellas cargó, ¿Pero que pasa aquí?. El chico me dice "no facebook, no chat" .. cresta, nada pude hacer, dejé el café sin poder abrir si quiera una pestaña.

Continué aquel día por que quería acercarme lo más posible a la frontera, tenía que si o si abandonar el país el día siguiente antes de que la aduana cerrara, sino podría tener serios problemas. Paré en una tienda para conseguir algo de beber y ..... una sorpresa, ¿Es eso cerveza?. La chica de la tienda me contesta con un "si" y me dí cuenta que no me había tomado una cerveza en más de dos meses (ya que venía de irán) y aquí la tenía frente a mis ojos, fría dentro del refrigerador y no me pude resistir. Compré dos, una pequeña y una grande para la noche. La pequeña me la bebí en tres segundos afuera de la tienda y luego continué contento a buscar un lugar para pasar la noche y así beber la segunda y más grande. 

Era casi de noche, había pedaleando unos 30 kilómetros cuando unos chicos en bicicleta me detuvieron para invitarme a comer, fui con ellos hasta su casa donde tenían montada una pequeña fiesta con mucha comida, té y jugos ¡Que suerte la mía!. Me invitaron a dormir en el lugar pero me acordé de la cerveza que aún debía estar fría y ante su insistencia les pedí un rincón en el hermoso jardín para poner mi carpa (no quería sacar la cerveza puesto se veía una familia muy religiosa y no quería arriesgarme a ofenderles). Finalmente en la carpa me preparaba para atacar la cerveza pero el dueño de casa llegó a dormir al lado de mi carpa (de cordialidad), así es que intentaba abrirla despacio para no hacer sonar el gas (se había agitado mucho con el viaje) y cuando sonaba fuerte simulaba una "tos". Tosí tanto que el dueño me trajo una botella con agua (haha!) y me quedé dormido con la cerveza en la mano a mitad de beber (había sido un día muy largo).

Día 5 (85 km para la frontera

Me quedé dormido con la cerveza en la mano, por la noche se derramó y ahora todo huele a alcohol, pero no había tiempo para preocuparme, tenía que apurarme por que además tenía 85 km kilómetros para llegar a la frontera con Uzbekistán, pero había que desayunar con la linda familia que me hospedó (en realidad me esperaban de temprano con el desayuno listo). Me despedí y continué ahora cruzando por verdes arboledas que le dan sombra al camino y refrescan el aire, ya no era tan caluroso como en el desierto. 

Llegué a la frontera pasado el medio día escoltado por dos amigos ciclistas que me acompañaron los últimos kilómetros. Había cruzado finalmente Turkmenistán, ahora si podía descansar.



Los grandes y modernos edificios blancos de Ashgabat, capital del país.
Esculturas y parques muy adornados en Ashgabat


Otro parque en Ashgabat, capital del país

La primera comida a la que me invitaron en Ashgabat. ¿Que lujo no?

Haciendo amistades de inmediato en Ashgabat, capital de Turkmenistan

Un estadio blanco con un caballo en su extremo. En Turkmenistan los caballos son muy adorados

Calles vacías en Ashgabat, quizás era el calor que al medio día ya superaba los 40 grados

Primera noche durmiendo en el desierto.

Dunas en el desierto

Más dunas en el desierto

Camellos en el desierto (dromedarios)

Encontré este pozo gigante de agua en medio del desierto. Muy raro y no había forma de llegar al agua (Aunque la necesitaba)

Cruzando el desierto

En Darvazan, el crater de gas encendido hace unos 40 años. Lo llaman "El portal al infierno"

El crater "Portal a infierno" de noche

Con mi auspiciador "Calafate propiedades".

Dashoguz, ciudad hasta donde el camión me llevó

La familia que me invitó a su fiesta aquella noche, mi última noche en Turkmenistán

Por la mañana en el desayuno.

Más amigos en mi última jornada en el país.


7/3/19

[IRAN 3/3] Pasargard, Yazd, Mashhad y la despedida de Irán




Llegué a Pasargard en una calurosa mañana luego de recorrer más de 60 km en bicicleta. Afortunadamente me permiten ingresar con bicicleta para recorrer la antigua capital del imperio persa, había llegado por fin a la capital de Ciro, este personaje del que muy poco sabía y del que me fuí apasionando por conocer cada vez más. En Pasargard me recibió la tumba de Ciro, construida en piedras gigantes que albergan los restos físicos de quien se declara rey de Persia, del mundo y del universo, ¿Pretencioso no?, pero pongámonos en contexto, esto fue hace más de 2500 atrás cuando se creía que la tierra era plana y a la vez el centro del universo, aunque más allá de lo pretencioso me llamó profundamente la atención dos cosas respecto a Ciro, las cuales además me generaron alguna admiración; la religión que profesaba, el zoroastrismo y la primera declaración universal de los derechos civiles y humanos. ¡Si!, Ciro escribió hace más de 2500 años que cada ser humano era libre de escoger religión y abolió la esclavitud, quizás por lo mismo tiene varios detractores hasta nuestros tiempos.

Pero Pasargard también me impresiona por su arquitectura, aquí se construyó una gran ciudad, imagino cuan asombrosa lucía en aquel tiempo. Luego de abandonar la antigua capital, me moví por el desierto cruzando extensas rutas que se me perdían en el horizonte, cruzando algunas antiguas ciudades de tierra ahora abandonadas, algunos castillos hoy desechos como rendidos por haber perdido la batalla contra el desierto, pero luego de algunos días llegué a Mardvast, una ciudad en medio del desierto que posee un hermoso castillo en su corazón, quiero visitarlo pero se encuentra cerrado por trabajos de restauración, ¡Que mala suerte!, me resigno y decido continuar mi viaje por el desierto. Justo antes de dejar la ciudad unos motoristas me detienen, quieren invitarme a comer (como siempre en Irán), me insisten y finalmente acepto, son estudiantes de avanzada edad en un curso de inglés y quieren practicar lo aprendido. Aquella noche terminé en su clase de inglés hablando de mi viaje, el profesor que de inmediato aceptó me dio además las gracias, me decía que no los veía motivados por mucho tiempo. Hablé de mi viaje, de Chile, de sus tradiciones, tuvimos una entretenida conversación donde profundizamos en las diferencias, como siempre con mucho respeto, esto se me dio siempre muy sencillo en Irán.

Antes de terminar la clase les comento lo triste que quedé por no visitar el castillo y uno de los estudiantes me dice: "Pero yo estoy a cargo de la restauración, tengo las llaves así es que mañana por la mañana lo visitamos", me invitaron a quedarme en la ciudad, se pelearon entre ellos por ser mi anfitrión y al día siguiente tenía tres guías turísticos en mi visita al castillo, ¡Que increíble no!

A los pocos días llegué a Yazd, con 42 grados de calor era imposible pedalear al medio día, pero me las arreglé, llegué y pude finalmente visitar unas de las ciudades más antiguas del mundo, hermosos parques, mezquitas, plazas, mercados pero una de las cosas más atractivas es su centro histórico, con pequeñas construcciones de tierras en forma de laberinto para defenderse en caso de ataques, aunque sin duda la visita que más me marcó fue la visita al templo del fuego, donde conocí aún más acerca del zoroatrismo, la antigua religión persa que fuera reemplazada por el islam. Me impresionaba que por ejemplo los pilares de esta religión fueran "Buenos actos, buenas palabras, buenos pensamientos", y que además propiciara desde hace innumerables siglos la idea ecologista, la igualdad de las personas cualquiera sea su raza, sexo o condición y el respeto a todas las formas de vida !.

De Yazd tomé un bus para llegar pronto a Mashhad, no me quedaba tiempo de visado y tenía que recoger la visa de Turkmenistan. En Mashhad pasé un buen tiempo de descanso antes de enfrentar el siguiente desafío, aquí visité también uno de los templos de peregrinación más grandes del mundo con miles y miles de fieles cada día, con decenas de grandes edificios en su complejo, museos, bibliotecas, mausoleos, mezquitas, etc, no había visto construcciones más lujosas en toda mi vida, con cristales, oro y plata por todos lados.

Tres días me tomó llegar desde Mashhad a la frontera con Turkmenistán, despidiéndome del Irán poco a poco, siendo invitado hasta los últimos días, la bondad del pueblo irani me acompaño hasta la puerta de salida, hasta que tenía la frontera frente a mis ojos, hasta que crucé al hermético país de Turkmenistán, donde solo tendría cuatro días y medio para cruzar hasta Uzbequistán, otra aventura comenzaría.



Ruinas en Pasargard, la antigua capital de Persa, donde también está la tumba de Ciro el grande

Cumplí los 21000 km

Parece un antiguo complejo de pequeños edificios dentro de un gran castillo amurallado. hoy abandonado y casi por completo destruido

El extenso desierto. Camino a Mardvast

El castillo de Mardvast, al sur de Yazd

Dromedarios en Mardvast

Mardvast vista desde el castillo. Una ciudad de tierra, pueden ver las torres de viento y las cúpulas de tierra

Otro castillo cercano a Yazd

Con la linda familia de amigos que me hospedé en Yazd

El templo del fuego en Yazd, donde aprendí aún más sobre el zoroastrismo

Los antiguos callejones en el centro histórico de Yazd

Una de las grandes mezquitas de Yazd


En la tumba de Ferdowzi, en Mashhad. Antiguo peota farsi que rescató gran parte de la lengua

En el templo de peregrinación del Iman Reza, uno de los más grandes del mundo Mashaad

Uno de los últimos días en Irán, acampando entre los cultivos

Hasta los últimos días, invitado a comer por familias locales

El camino cerca de la frontera

En la frontera. al otro lado de esos cerros, está Turkmenistán esperándome.