16/8/17

[Italia 3] De Napoles a Roma, la ciudad eterna




Dejo atrás Nápoles pero me marcho con esperanzado en volver algún día, recorrer de forma más íntima sus barrios, parques, museos y la ciudad subterranea, pero por delante tengo Roma, que con seguridad no me decepcionará. Tomo la ruta de la costa por pequeños pueblos que lucen sus ruinas griegas y romanas como un gran tesoro. La costa comienza a poblarse de turismo, aparecen algunos hoteles lujosos y exclusivos por lo que decido alejarme, tomar el interior. Tomo la vía Casia y me perfilo para entrar a la gran ciudad, la ciudad eterna. última noche y duermo en una casa abandonada a orillas del camino, fuegos artificiales me despiertan por la noche pero logro continuar en mi descanso. Día siguiente, camino a Roma y a tan solo 50 km comienzo la jornada. Los caminos se van poblando de autos, el comercio y las industrias van creciendo, las personas en la calle se multiplican, debo estar cerca de la gran ciudad. Pequeñas columnas de arquitectura grecoromana aparecen en el camino, estoy cerca, no pasan más de 10 minutos y un letrero me da la bienvenida, he llegado a Roma.

Esperaba encontrar en Roma una ciudad "bikefriendly" pero me equivoqué, aunque existen algunas ciclovías y los conductores en general respetan la bicicleta, me resultó muy complicado intentar visitar el centro de la ciudad, primero por la falta de espacios para desplazarse y segundo por la gran cantidad de turistas. No consigo conectar con la Roma de historia, la gran masa de turistas no me permite disfrutar de la ciudad eterna, decido cambiar de estrategia, Roma debe ser visitada de noche.

Es cerca de la medianoche y partimos al tour nocturno por Roma. El Coliseo iluminado y glorioso nos da la bienvenida, se muestra hermoso para nosotros, sin ruidos, sin comerciantes ambulantes. Seguimos por las grandes avenidas que conectan hacia el centro histórico, las ruinas griegas posan iluminadas, hermosas y en silencio, como pinturas de cuadro para nuestra visita. La fontanas del centrales, esas imposibles ver de día, el Río Tiber iluminado y música por todos sus rincones, crean un gran espectáculo. Roma de noche es para enamorarse.

En Roma también reparé a la compañera bicicleta. Encontré para ello un lugar llamado "Cicloficina", el cual funciona como taller abierto, gratuito en donde el mecánico de la bicicleta finalmente eres tu mismo. Es posible encontrar repuestos, grasa, aceites e incluso personas con bastante conocimiento que te pueden orientar. Esta es una iniciativa popular que para mi resultó perfecta.

Roma y sus Playas

Es verano, hay calor y mucha humedad, Roma se vuelve un horno. Decidimos con Caterina irnos al mar, pero ¿Que alternativas tenemos en Roma?, una ciudad tan grande, con tantos habitantes es seguro que en sus playas cercanas los mares estén invadidos, pero bueno, hay que constatarlo. Con un tren nos fuimos a Ostia, a unos 20 km de Roma, trenes que además cuentan con un vagón habilitado para bicicletas. Luego de 30 minutos llegamos a Ostia pero gran sorpresa, las primeras playas son todas privadas, exclusivas. Un letrero nos indica que más al sur existen playas "Libres", mi cabeza piensa ¡Que locura!. Encontramos finalmente una y a vivac pasamos la noche, linda experiencia pero no quedamos conformes, debíamos buscar otra playa.

Tomamos un tren al norte, nuevamente cargamos las bicicletas en dirección "La fenilla" (Cerca del Lago di burano), playas Toscanas a unas 2 horas en tren de Roma (aunque nosotros hicimos una parte con bicicletas). Era lo que buscábamos, playas libres rodeadas de hermosos bosques, aguas limpias y silencio, nos quedamos 2 días disfrutando las playas y luego volví por mis cosas a Roma para continuar el viaje, debía dejar Roma, aunque costó mucho pero el viaje debía continuar.



















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