marzo 27, 2017 nadapablo
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El atardecer cerca de Casablanca |
Voy dejando la capital Rabat, voy esquivando motos, taxis, peatones, voy con energías recargadas disfrutando el viento. Fuera de la ciudad aparecen los primeros campos con olor a mar, regresan los verdes y se suman flores al paisaje, pero huelo Casablanca, los coches se multiplican, el aire se vuelve más espeso y el atardecer se acerca, decido ir al mar, me rehuso a entrar a la gran ciudad, la extensa playa de arenas amarillas bañada en una espesa niebla me calma a la vez que me apunta la gran ciudad. Cientos de edificios aparecen, miles de coches, taxis, motos, peatones, los ruidos se
multiplican y me rodean, se me pierde el Marruecos que venía conociendo. Por la costa de la gran ciudad son otras las caras, otros idiomas, otras formas de vivir, decido abandonar prontamente Casablanca.
Con la gran ciudad a mis espaldas aparece una playa de marroquies, una playa con música, gritos, risas y por supuesto té, me devuelven el paisaje de Marruecos. Los pedales no cesan hasta El Jadida, haciendo amigos y uniendonos en viaje, luego hasta Elaouaida, donde el atardecer nos llamo hacia el mar. Una suave brisa nos golpeaba, mientras las enérgicas olas jugaban a estrellarse contra las rocas y el sol se iba poniendo, el cielo fue cambiando de colores, como enseñandonos cuantos colores existen, cada vez más rojo, cada vez más intenso, colores de fuego danzaban en ese paisaje entre el azul del cielo que se confundía con el mar y este último con las arenas, pero otro paisaje me distrajo, otra energía me congeló los segundos, el mar de pronto enmudeció, el sol dejo de ponerse y el viento se volvió cálido. Algo extrañamente grato me invadió.
Y eramos tres viajando y luego fuimos 5, conquistamos un castillo y lo resguardamos por dos noches, pero había más por conquistar y seguimos al sur hasta llegar a Esaouira, y luego fuimos 4 y luego volví a ser uno, uno para resistir la tormenta que se anunciaba, había que resistir riendo y cantando bajo la lluvia.
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Las puertas de la gran medina de Casablanca |
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La gran mosquita Hassan II, de Casablanca |
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Una playa cerca de Casablanca frecuentada de marroquis. Música, colores y mucho té |
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Algunos campos vuelven a aparecer rumbo a Safi |
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Azzemour |
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La medina de Azzemour |
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La medina de Azzemour ofrece más arte que otras medinas |
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La medina de Azzemour |
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Colores rumbo a Safi |
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La caleta sobre las arenas, en Oualidia |
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El mar furioso en Oualidia |
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Que atardecer |
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Las costas de Oualidia |
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Rumbo a Safi |
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Con los amigos acampando en el castillo |
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Rumbo a Esaouria |
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Las murallas de la medina de Esaouira |
Participamos de esta aventura:
nadapablo, la compeñera y el ukele, Hugo, Paulline, Joane y Piton, los amigos del castillo.
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